Prologue du livre de Juan Gutierrez.
En document joint, un article de la Gazette ariégeoise.
La revolución y las colectividades en Alhama de Granada
Juan Gutierrez
Voici le prologue que Juan a rédigé après la sortie de son livre précédé d’un poème de son cru :
Un Canto a Alhama
La Alhama de los Romances
Fue un 22 de enero (1937)
el año de la corría
Siempre lo recordaremos
el crudo frío que hacia
Cuando llegó la noticia
aquella fría mañana
de que las tropas fascistas
vienen a tomar Alhama.
Sin tiempo a reflexionar
todo un pueblo que corría
Carril y Puerta Graná
la Joya y el Tejar (barrios)
Aunque hacia un crudo invierno
lloviendo a no poder más
el pueblo salió corriendo
buscando la libertad.
Del año de la corria
muy pocos vamos quedando
aunque algunos todavía
para poder recordarlo
Muchos años se han pasado
muchos desde aquel ayer
que nunca más he olvidado
lo llevo dentro mi ser.
Son recuerdos de la infancia
hoy ya en edad madura
siempre en mi mente perdura
en estas tierras de Francia
Juan Gutierrez
Prólogo : Historia de España. “Ya es historia” de que la II República proclamada el 14 de abril 1931
El 12 de Abril de 1931 se produjo la muerte de una “figura de mujer, Teresa Claramunt” ; el entierro fue el día 14 mismo de la proclamación de la “República”.
Al entierro de Teresa acudió mucha gente, pues era muy conocida y querida por todos, tanto de los libertarios, como de otras personas de izquierdas.
No fue un entierro como el de la Francesa Luisa Michel, que congregó a miles y miles de Parisienses, pero fue una gran manifestación de duelo de todo el mundo obrero confederal y libertario.
Si es verdad de que la “República” se proclamó el 14 de de Abril 1931, la República había estado ya encubada y acunada en el corazón de las masas, sobretodo por la insurrección de Galán y García Hernandez en Jaca en las postrímerias de 1930. De Galán y García (los dos capitanes fueron ejecutados imediatamente la insurrección abortada), guardamos en nuestro recuerdos de “infancia”, unas canciones populares, que se oía por la calle, que empezaban así dirijidas al General Berenguez (pues fué este General quien mandó que los afusilaran). Las letras eran estas, poco más o menos :
¿Como has tenido valor
y sangre fría,
y sangre fría
de afusilar a los dos
que el bien de España
para todos, querían.?
Ellos descansan en paz
Con su conciencia tranquila,
Y tú, General Berenguez,
Tu crimen lo llevarás
Pa los restos de tu VIDA.
La fuga del Rey, que no quiso arriesgarse a acabar como Luis XVI, facilitó singularmente las cosas. En realidad vino la República como fruto del desastre y del descrédito de la monarquía. Fué una sucesión aceptada por todos, gracias a ciertas garantías dadas por los hombres representativos del nuevo régimen, de que el cambio no significaría ruptura de statu quo social ni la transformación profunda de estructuras. Que no habría revolución de ninguna clase en nivel alguno.
¿Quienes eran los hombres de la República ? En primer término, Niceto Alcalá Zamora, que se proclamaba católico practicante y que debía, por este hecho, inspirar confianza a la Iglesia. Y exministro del rey por añadidura.
Con todo, el clero no las tuvo todas consigo, en aquellas jornadas de abril del 31. El temor a una nueva quema de conventos era muy grande. Pero en realidad, las cosas transcurrieron mucho mejor de lo que las derechas temían. Se esperaban desbordamientos populares y no los hubo. El pueblo, embriagado de esperanza, se limitó, en la mayoria de los casos, a asaltar cárceles y presidios y a liberar a los presos, sin esperar el decreto de amnístia que legitímo luegol o que las masas populares ya habían protagonizado.
Alcalá Zamora fue el primer presidente de la República. Junto a él se elevaba la figura del que debía sucederle en el mismo cargo, Manuel Azaña, orador y escritor distinguido, intelectualmente superior a Alcalá Zamora, aunque de carácter un poco adusto y distante, que no le ganaba simpatías .
Junto a los prohombres republicanos, como Casares Quiroga, entre otros muchos, había una cohorte de socialistas destinados a compartir el poder con los republicanos y a ligar su suerte a la de estos. Es decir, a jugarse su personalídad, como fuerza política, a la que todavía se consideraba partidaria de la toma del poder para, desde él, realizar una revolución de clase. Esta actitud pactista o colaboracionista suponía sumergirse en toto tipo de compromisos y renuncias que los conduciría a los socialista al descrédito.
El PSOE, en aquellos días, disponía de hombres valiosos, tanto en el plano político como en el sindicato. Había los moderados, cuyo jefe era Indalecio Prieto, que contaba con hombres de gran prestigio como el profesor Julián Besteiros. Había Francisco Largo Caballero, el ala izquierda con los jóvenes que le seguían, como Rodolfo Llopis, entre otros, Había Saborit y el nutrido grupo de los asturianos con Llaeza, Teodomiro Menéndez, González Peña y muchos otros.
Tenían intelectuales de gran talla, como Fernando de los Rios y Luis Araquistáin. Era un partido bien organizado, tenía a su servicio una central obrera, la UGT, que benefició, en los siete años de dictadura, de la tolerancia estatal, mientras que la CNT era perseguida y sus sindicatos clausurados.
Toda esta plana mayor de hombres representativos del republicanismo y del socialismo podía inspirar (e inspiró) confianza al pueblo, que esperaba mucho de la República... En cierto modo, de esta palabra puede decirse que, en aquellos días, era lo que los franceses decían de los mesones españoles : que en ellos se encontraba todo lo que cada cliente aportaba. Y los trabajadores, campesinos aportaban su esperanza de justicia, de un trabajo mejor remunerado. El fin del caciquismo, una Reforma Agraria, el fin del latifundismo en regiones como Andalucía y Extremadura, o del caciquismo, como en Galicia, el fin de la llamada “rabassa morta” en Cataluña ...
En lo que toca a la CNT (se refiere, a pesar de que algunos la creían debilitada por los siete años de dictadura, en los meses que duró el período Berenguer), había reflorecido con singular empuje. Antes de que fuese legalizada su existencia, los sindicatos empezaron a funcionar de nuevo y una militancia que se había mantenido despierta y en contacto gracias a la presencia de publicaciones como La Revista Blanca, en Barcelona, de Estudios, en Valencia y una infatigable actividad organizativa, traducida muchas veces en grupos excurcionistas y Ateneos culturales, así como escuelas racionalistas, se manisfestó rápida y efizcamente.
La Revista Blanca que la dirigía la familia Montseny, Federico Urales que tenía un carácter endiablado. Era incapaz de callar lo que pensaba. Lo decía y lo escribía polemista inveterado, estaba siempre dispuesto a la discusión, a la polémica. Por eso, en las páginas del suplemento de La Revista Blanca, que precedieron a la aparición del semanario El Luchador, había creado una sección que firmaba “Baturrillo”, en la que se metía con todo el mundo, siempre que ese todo el mundo dijese o hiciese alguna cosa que no le pareciera justa o acerdada. Esa sección hacía las delicias de los lectores pero se ganó muchos enemigos.
Una de las medidas más urgentes que los obreros esperaban del gobierno republicano era la “Reforma Agraria”, pero el parlamento se perdió en interminables discusiones en torno al proyecto de la Reforma Agraria, sin atajar la tremenda injusticia de los latifundios.
Y empezaron los primeros choques, al enviar el gobierno republicano la Guardia Civil y los guardias de asalto a reprimir las ocupaciones de tierras por los campesinos en Andalucía.
En el año 1933 se produjeron movimientos en Andalucía, Los hechos más salientes de aquellas jornadas fué la tragedia de Casas Viejas, un pueblo andaluz que había proclamado el comunismo libertario y contra el que Azaña, entonces jefe de Gobierno, envió un destacamento de guardias de asalto, mandado por el capitán Rojas, con órdenes tan extrañamente fascistas, sobre todo emanando de un representante de Izquierda Republicana,como fueron : “Ni heridos ni prisioneros : los tiros a la barriga.”
No hubo, en efecto ni heridos ni prisioneros. Los guardias pegaron fuego a la choza de Seisdedos, el viejo militante confederal y libertario que animaba el movimiento en aquella pequeña localidad, acribillado a balazos a los que intentaban salir de ella. Solo se salvó una nieta de Seisdedos, Maria Silba Cruz, asesinada por los franquistas en el verano de 1936. Catorce campesinos fueron vilmente asesinados.
Recordando estos hechos hístoricos de Casas Viejas, nos viene a la memoria un libro que leímos, escrito por el “Filósofo José Ortega y Gasset, editado por COLECCION AUSTRA. Primera edición 30-IX-1937 :
“ La misión del llamado ‘ intelectual’ es, en cierto modo, opuesta a la del político. La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las cosas mientras que la del político suele, por el contrario, consistir en confundirlas más de lo que estaban. Ser de izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil : ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral. Además, la persistencia de esos calificativos contribuye no poco a falsificar más aún la “realidad” del presente, ya falsa de por sí, porque se ha rizado el rizo de las experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas prometen tiranías.”
Fin du prologue.
10 mars 2008